Ni con balas ni con hambre

“No matarás, ni con hambre ni con balas” decía una banderola que la limeña parroquia de El Agustino paseaba por las calles de este distrito en sus marchas por la paz en tiempos de la violencia terrorista. La comunidad parroquial era firme en su condena de la violencia, en su defensa de la vida y de la integridad humana por encima de cualquier discusión ideológica. Pero, con esa perspectiva que solo da una reflexión profunda, también era consciente de que el país no solo luchaba contra el terrorismo, sino también contra las injusticias estructurales que provocaban hambre, destrucción y muerte, y que, precisamente por ello, eran el mejor caldo de cultivo para el surgimiento de ideologías violentistas. Sigue leyendo

La Última Tarde

El cine nacional ha retratado de distintas maneras la experiencia vivida por los peruanos en la época del terrorismo, pero creo que pocas veces lo ha hecho con la singularidad de La Última Tarde, de Joel Calero. Se trata de una propuesta arriesgada, porque lo que nos presenta es solo el desarrollo de una conversación. Y también interpelante, porque la historia que los protagonistas – una expareja reunida para firmar su divorcio – van desentrañando de su pasado no deja de tener resonancias en los que conocemos la complejidad del conflicto armado interno. Junto con destacar el guión y las excelentes actuaciones me gustaría mencionar dos ideas que en la obra aparecen con nitidez. Sigue leyendo

San Marcos, Sendero y el gobierno

A propósito del rebrote de la presencia de Sendero Luminoso en la Universidad de San Marcos, aquí algunas de las afirmaciones que circulan entre nuestros políticos, y algunas de las respuestas que nos sugiere un acto de memoria :

– Que Sendero Luminoso y el MRTA son los grupos que más daño han hecho al país… Sí, categórico.

– Que su extensión en el país solo obedeció al radicalismo marxista… No, la realidad peruana era y es todavía un caldo de cultivo para ideologías violentistas.

– Que los problemas de pobreza, injusticia y desigualdad no justifican la violencia… Sí, en una democracia no hay lugar para la violencia.

– Que ante los problemas del país un gobierno “fuerte” es el remedio contra toda iniciativa terrorista… No es exacto. El remedio no es la fuerza sino el desarrollo económico y una educación de calidad que desnude toda ideología violentista. Sigue leyendo